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"El feminismo no se ha contagiado del desencanto general". Conclusiones de las II Jornadas Estatales de la Mujer
El País. 11/12/1979
Lunes 15 de junio de 2009
JOAQUINA PRADES, ENVIADA ESPECIAL, - Granada - 11/12/1979
A juicio de las organizaciones feministas que han participado en las II Jornadas Estatales sobre la Mujer, clausuradas en Granada el pasado domingo, uno de los aspectos a destacar sería la masiva presencia de mujeres, muchas de ellas no organizadas, que se han desplazado hasta esta capital andaluza pese a los contratiempos económicos y las dificultades de tiempo.
Tanto la ponente Justa Montero como la diputada catalana María Dolores Calvet, Empar Pineda y otras representantes del movimiento feminista destacaron el significativo hecho, a su juicio, de haber reunido a 3.000 mujeres en Granada en medio de una situación general de escepticismo, de desencanto, de pasar de todo. También se ha evidenciado -en opinión de las organizadoras- que muchas mujeres no sólo se movilizan en favor de campañas concretas como el aborto o el divorcio, sino, que, renunciando a días de vacaciones y costeándose el viaje y la estancia de su propio bolsillo, y muchas de ellas con los niños a cuestas, se han desplazado hasta Granada para participar en los debates maratonianos sobre la mayoría de los temas que actualmente tiene planteados el movimiento feminista. A pesar de los fuertes enfrentamientos producidos el viernes entre las dos grandes tendencias del feminismo español (véase EL PAIS del domingo), cuya existencia fue reconocida por las organizaciones presentes en la conferencia de prensa del domingo, las jornadas continuaron desarrollándose con normalidad, y tal vez una de las principales consecuencias de la tensión del día anterior fueron las constantes alusiones a la necesidad de mantener la unidad de acción a toda costa, intentando dejar al margen las dispares ideologías que pueden albergarse en su seno.
Dentro de este ambiente distendido, la que contó con mayor número de participantes fue la que trataba sobre maternidad, con las dos corrientes de opinión en tomo al tema: por un lado, el Partido Feminista, manifestando que la liberación plena de la mujer pasa por dejar de parir hijos, y por otro, la representada por el grupo DAIA (Mujeres por el Autoconocimiento y la Anticoncepción), quienes aseguraron que la maternidad sólo debe elegirse por placer, y «el parto, consecuentemente, puede y debe ser una flesta».
Las mujeres de DAIA abrieron su ponencia con una crítica al movimiento feminista, por considerar que éste, en su conjunto, presta muy poca atención al tema, pese a que millones de mujeres tienen hijos o se plantean la posibilidad de tenerlos. «No somos pocas las feministas", dijeron, «que vivimos en la contradicción de estar en la sociedad machista aceptadas como madres y negada en nuestras demás fantasías y de estar en el movimiento aceptadas en todas nuestras facetas, pero ignoradas como madres.»
La alternativa revolucionaria de DAIA consiste en «recuperar las mujeres el control de todos los aspectos de la maternidad». Para ello, consideran necesario aclarar que «desde muy pequeñas se nos infunde el miedo, el desconocimiento de nuestro cuerpo, la idea de que necesitamos para todo la ayuda y el control del hombre. Desde el momento mismo del embarazo comenzaremos a depender del médico y ante nuestras preguntas éste responderá: "Usted deje esto en nuestras manos." Así seguiremos hasta el final, reducidas a un útero con patas». «La medicina (para DAIA, la más machista, clasista y jerárquica de las instituciones) acortará nuestras dilataciones porque se les antojan demasiado largas, nos atiborrarán a hormonas, sedantes, el gota a gota, nos atarán a una enorme máquina (el monitor fetal) de dudosísima utilidad en un parto normal. Extraños de todo tipo entrarán y saldrán para manosearnos (estudiantes, cambios de turno...). Al final, nos anestesiarán, nos atarán en la posición más incómoda y antianatómica, nos cortarán el perineo innecesaria mente (los clásicos puntos de los que ya no se libra nadie, sean necesarios o no) y saldrá el bebé, muchas veces con fórceps o ventosal, sin más indicación que las prisas o nerviosismo del doctor.»
En este informe se incluyen unos estudios realizados por varios economistas de Hospitalet, en los que se reveló que el 60% de los subnormales y deficientes sensoriales son debidos a las prácticas obstétricas.
La alternativa de DAIA es la siguiente: el hospital es útil sólo para los partos de alto riesgo. Nuestro territorio es la casa. Este será nuestro parto; en él parimos nosotras y el profesional coopera, y no al revés. Es un parto donde se dan las tres condiciones de la escuela obstétrica holandesa: 1.ª Una mujer preparada, conocedora del proceso, y que ha tenido un riguroso control prenatal. 2.ª Un ambiente relajado; y 3.ª Una persona con experiencia que vigile, para diagnosticar a tiempo cualquier anormalidad.
Ver en línea : El País