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“Organizamos comisiones en las universidades, en las fábricas… Las mujeres queremos llegar a todas partes”
Jueves 27 de diciembre de 2012
Con 20 años, Shams Abdi ha vivido de cerca la mal llamada ’Primavera Árabe’, (fue en su invierno) y trabaja duro como activista en varios frentes para “extender el movimiento feminista a todos los rincones de la sociedad tunecina”. Lo hace a pesar del miedo a la represión y precisamente para acabar con este miedo.
Shams Abdi es activista del Sindicato General Estudiantil de Túnez, participa en la sección juvenil de la Marcha Mundial de las Mujeres y el Foro Social, es miembro de la sección juvenil de Amnistía Internacional y de la liga tunecina de Derechos Humanos, además de periodista por cuenta propia.
Como activista feminista, organiza reuniones con jóvenes universitarias con el fin de educarlas, sensibilizarlas y hacerles conscientes de su situación. Como ella misma dice, existe la “imperiosa necesidad de que todas las mujeres se unan a la lucha feminista”.
Tu propuesta es llevar el feminismo a todas partes….
Quiero llegar a hombres y a mujeres y que todas y todos juntos hagamos progresar la sociedad. Vivo en un país con una limitada libertad de expresión, ahora un poco más pero no la suficiente, y es una obligación tratar de encontrar nexos de unión entre estudiantes, sindicatos, mujeres.… Estamos viviendo una crisis multilateral y tenemos que colaborar para emanciparnos. Sin la emancipación de las mujeres es impensable la emancipación de todo el pueblo de Túnez.
Has participado activamente en la Primavera Árabe. ¿Cómo la viviste?
En realidad fue nuestro ‘Invierno árabe’. He participado para convencer a la gente de que las mujeres podemos hablar en público, expresarnos, luchar y cambiar las cosas. Alzo mi voz, igual que otras muchas mujeres, y hablo en público durante las manifestaciones y protestas. De esta forma, implícitamente todo el mundo entiende y asume que las mujeres podemos participar y estar ahí. Algo queda de todo eso. Quiero tocar los resultados de esta lucha. Considero que es importante unir la dialéctica y la práctica… Hay que establecer relaciones constantes entre lo público y lo privado. No es una opción, es una obligación luchar por la igualdad.
¿Cuál ha sido el rol de las mujeres en la Primavera Árabe?
Las mujeres han desarrollado un rol muy importante. Lideraron manifestaciones y participaron activamente en todas las cuestiones relacionadas con la revolución… Hablaron en público, leyeron comunicados, escribieron y aportaron contenidos.
¿Y qué cambios ha traído para la población femenina en la región?
A cierto nivel ha habido cambios importantes y sustanciales y a otro nivel nada ha cambiado. La estructura económica y social no ha cambiado en absoluto. En el caso de las mujeres, existen varias amenazas para nosotras en la región actualmente. Los gobiernos de Túnez, Egipto… son una amenaza para las mujeres porque son islamistas y quieren construir un Estado en el que se cumpla la Sharia. Quieren hacer lo mismo que habían hecho otros gobiernos pero estos son menos explícitos, lo cual es más peligroso… Antes les veías venir, ahora no sabes por dónde vienen, lo disfrazan de modernidad cuando quieren a las mujeres en el mismo lugar que antes.
Un ejemplo es el proyecto que ha llevado el partido islamista al parlamento recientemente. En este proyecto se dice que el presidente de la república debe ser un hombre. El problema es que muchas mujeres sentadas en el parlamento levantaron su mano y dijeron que sí. La buena noticia es que no ha sido aprobada. Ahora y desde los 90, muchas mujeres han empezado a tener canales de televisión qataríes y de Emiratos. Esos canales están influyendo en la mentalidad de las mujeres y en los modelos de sociedad. Nuestro modelo y al que yo me opongo es un capitalismo patriarcal. La influencia de los islamismos radicales es un factor pero otra es mantener un modelo capitalista para que los países árabes provean a Estados Unidos. Es imperialismo y para mantenerlo, sus multinacionales necesitan sociedades como las que ahora tenemos, que nada cambie y poder aprovecharse. Hacernos manejables.
¿Me puedes dar un ejemplo de la amenaza que suponen estos gobiernos para las mujeres?
Quieren desposeernos de nuestros derechos. Un ejemplo es el caso de la poligamia, prohibida desde hace décadas. Ellos pretenden que vuelva pero no lo dicen explícitamente sino que dicen que esta práctica puede ser la solución para mujeres mayores solteras. Y yo me pregunto por qué es un problema que una mujer mayor esté soltera. Esta es otra de sus propuestas en el parlamento pero confío en que no pase.
En Europa conocemos poco de los orígenes del movimiento feminista tunecino ¿Cómo es? ¿De dónde bebe?
Hasta 1881 vivíamos en una sociedad feudal y las mujeres solo éramos objetos en esa sociedad. La poligamia era legal pero no era una práctica habitual, sino excepcional. Somos un país al que históricamente han llegado muchas civilizaciones y eso ha enriquecido la cultura y ha hecho que también tengamos los libros de historia llenos de mujeres fuertes y luchadoras, reinas y otras mujeres que antes del Islam dejaron su legado y sentaron precedentes. Esa historia y esos ejemplos y modelos han mantenido vivo el feminismo en Túnez a pesar de los islamistas.
Es curioso saber que el primer feminista en Túnez fue un hombre llamado Tahar Haddad. Escribió un libro llamado “nuestra mujer en la Sharía y la sociedad”. Cuando lo lees ahora no parece revolucionario pero lo fue en su momento. Este libro hizo consciente a la sociedad de que las mujeres teníamos derechos. En 1957, su hija Radhia Haddad y su compañera Bchira Bon Hrad organizaron una marcha para llegar a la asamblea constitucional que había sido convocada solo para los hombres. Aquella marcha para obligar a incluir los derechos de las mujeres en la Constitución fue decisiva para la conquista de derechos básicos como es el voto.
Con el tiempo el movimiento ha conseguido criminalizar la poligamia. Las mujeres, durante la colonia,empezaron a estudiar, a aprender… La colonia francesa hizo que tuvieran acceso a lecturas importantes para las mujeres. Nawal Saadawi, Simone de Beauvier…. Hay que decir que las feministas sufrieron y sufren mucha opresión y que el movimiento no llegaba a todas partes, ni siquiera a las clases medias… Muchas militantes fueron a la cárcel en esta lucha. La debilidad del movimiento ha sido hasta nuestros días su carácter un poco elitista.
¿Qué se puede hacer para que no sea elitista? ¿Cuál crees que es la estrategia?
Con la libertad de expresión actualmente intentamos “bajarlo” a las clases populares y medias. Estamos organizando comisiones en las universidades, reuniones en las fábricas… Queremos llegar a todas partes. Queremos unir la teoría y hacerla posible y real. Por poner un ejemplo; queremos que la mujer esté representada en el sindicalismo y que los sindicatos luchen también por los derechos de las mujeres. Todo está relacionado. Túnez es una colonia indirecta de Estados Unidos y Europa y no se pueden emancipar solo los hombres. A su vez, las mujeres también necesitamos esa descolonización para emanciparnos.
¿Crees que las elecciones democráticas, como muchas personas piensan, son ya sinónimo de libertad?
A día de hoy aún no sabemos si fueron limpias y es lo que tratamos de saber. Estamos viendo cómo resistir, tenemos que vigilar. No me importa quién esté en el Gobierno, me importa hacer feminismo y luchar por los derechos de las mujeres en la calle. En definitiva, vigilar a quién esté en el poder para defender los derechos de las mujeres.
Las mujeres en la primavera árabe han sido primeras en la lucha… ¿Y últimas en la victoria?
En las luchas estudiantiles lo hemos visto porque es algo cultural. Son muy progresistas pero tienen inoculado el patriarcado. Son educados así desde pequeños. Si la educación fuese igualitaria no tendríamos estos problemas…. Muchos compañeros de la lucha estudiantil se declaran abiertamente feministas porque ven que están amenazados nuestros derechos. Pero eso es en teoría, la práctica es otra cosa y no están involucrados activamente en la lucha.
¿Cuál es el mayor peligro para las mujeres en Túnez?
El capitalismo y el fundamentalismo religioso son las principales amenazas. Una forma de capitalismo que está imponiéndose en países árabes.
¿Qué opinas sobre el velo?
Estoy en contra porque reduce como ser humano a las mujeres que lo llevan. Parece que debes ocultarte, que has hecho algo malo. Pero eso no significa que deba ser ilegal porque en muchas ocasiones y zonas de la región se trata de una cuestión cultural y no religiosa. Yo digo “póntelo si quieres, es tu decisión”. Algunas se cubren y otras no. En Túnez es más una costumbre que una cuestión religiosa. Muchas chicas no piensan en ello como una cuestión política ni ideológica, no es algo reflexionado sino una tradición. En otras si se trata de una cuestión religiosa, son musulmanas y quieren usarlo y no pasa nada…
¿Es posible la participación política real de las mujeres en Túnez?
En estos días se ha celebrado la primera huelga general de periodistas en Túnez y la presidenta del sindicato de periodistas es una mujer, Nejiba Marouri. La huelga es por la libertad de expresión en el país y al frente de la protesta esta una mujer. Creo que es necesario el acceso a espacios de decisión a todos los niveles y no solo en el movimiento feminista. Quiero a mujeres que estén allí porque ellas merecen estar allí. No me gusta la discriminación positiva. Tenemos que empujar a las mujeres para que estén presentes, representadas y participando a todos los niveles en todos los movimientos sociales.
¿Hay miedo a defender los derechos de las mujeres en Túnez?
Sí. Hay violencia contra mujeres activistas, contra activistas por los derechos humanos, contra líderes de la oposición… Hace pocos días, un grupo de personas que apoyaba al partido islamista golpearon hasta la muerte a dos opositores… La represión existe y la sufrimos. Ahora el Gobierno trata de establecer una nueva dictadura de raíces islámicas. Los y las activistas estuvieron de pie contra la dictadura aunque fueron oprimidos y puestos en la cárcel, y ahora seguirán la lucha de mejor modo. Ahora somos más que antes porque ganamos una cosa importante de la experiencia que supuso romper el muro de miedo.
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